sábado, 24 de abril de 2010

La inquisición gringa

En 1478 los Reyes Católicos fundaron la inquisición española con el objetivo de mantener la unidad religiosa, combatir los delitos contra la fe y terminar con la herejía. Sus métodos para lograrlo iban desde la humillación pública hasta la tortura física o la ejecución, y bastaba con que una persona sospechara de otra al creerla hereje o bruja para que, luego de su acusación, la institución actuara en su contra. Hoy, a más de 500 años, la historia parece repetirse.

La ley SB 1070 es tema de debate en Arizona, Estados Unidos. Sus argumentos dicen que, con el simple hecho de sospechar de ella por su apariencia, los policías deben detener e interrogar a cualquier persona para saber acerca de su situación migratoria y, de ser ilegal, su falta será catalogada como delito estatal… Bienvenidos al primer mundo inquisitorial, ¿o apoco la historia española del siglo XV y la estadunidense del siglo XXI no suenan parecidas?

Esta ley ha sido calificada como discriminatoria, hitleriana e irresponsable, sin embargo, a la gobernadora Jan Brewer le importó un bledo, incluso lo que opine el presidente de ese país le valió un sorbete y plasmó su poderosa en el papel donde dice que en 90 días el miedo reinará en territorio gringo. Diversas voces y personajes se han pronunciado en su contra, pero nada parece detener a la jefa de Arizona en su objetivo por “terminar” con la violencia fronteriza que padece, según ella. Ahora resulta que la inseguridad se combate con xenofobia.

Imaginemos por un momento que la susodicha ley surtiera efecto. ¿A cuántas personas se les castigaría por su “delito”? ¿No son esas mismas quienes mueven, en gran parte, la economía de Estados Unidos? ¿Cuántas de ellas son delincuentes y cuántas buscan una vida honesta para su familia? ¿Una ley basada en la apariencia de la gente es realmente efectiva?

En mis manos tengo la fotografía de la gobernadora puesta en un papel periódico y pienso en otra ley: detener a quienes tengan cabello rubio, ojos verdes y tez blanca, pues esas personas dictan estúpidamente “lo que está bien y lo que está mal” en el planeta. ¿Me escuché racista? Pues mi opinión no dista mucho de la ley promulgada y con la que millones no están de acuerdo. Tal vez Estados Unidos tiene problemas mucho más serios que enfrentar y dejarse de patrañas catalogadoras de personas.

Alguna vez lo dije y lo repito: si ese es el primer mundo al que muchos aspiran llegar, yo renuncio a él. Si no conocemos la historia, estaremos condenados a repetirla, y aunque actualmente la guillotina y el aplasta cabezas sólo existen en museos, parece que no estamos muy lejos de los tiempos donde la persecución y los falsos argumentos eran suficientes para dictar sentencia sobre alguien inocente. Cinco siglos y no hemos aprendido la lección.

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