lunes, 25 de agosto de 2008

No tengo + patria que tu corazón

No tengo más patria que tu corazón
Todo cuanto amo lo tienes mujer
De la geografía que hay en ti
Me viene el aliento de escribir
Me encanta escalar tus montes y arar
Me abrigan tus huecos cuando hay tempestad

No tengo más himno que aquel que es tu voz
Hallarte fue un gozo
Mi mapa cambió
Lamiste mi herida sin saber
Que en medio de un mundo que anda mal
Me diste el vigor para sonreír
Promueves mi calma
Da gusto vivir

No tengo más patria que tu corazón
En esa mirada me cabe hasta el sol
Si todo es mentira
Lo tuyo es verdad, color

No tengo más patria que tu corazón
Si todo se cae me queda tu amor
Me queda tu nombre que grito
A todo pulmón

Mi única bandera ondea por ti
Si miro al futuro me gusta creer
Que envejeceremos piel con piel
Rodeados de nietos y ojalá
Queriéndonos más o al menos igual
Viviendo una casa a orillas del mar

No tengo más patria que tu corazón
En esa mirada me cabe hasta el sol
Si todo es mentira
Lo tuyo es verdad, color

No tengo más patria que tu corazón
Si todo se cae me queda tu amor
Me queda tu nombre que grito
A todo pulmón

Hernaldo Zúñiga

martes, 19 de agosto de 2008

Si no leo me a-burro

Pues sí, finalmente comencé el curso-taller de redacción pendiente desde hace meses, porque entre asuntos laborales y trámites universitarios la agenda se encogía cada vez más hasta el punto de impedirme regresar a las aulas, pero el pasado fin de semana le puse punto final a ese veto que impedía fomentarme más el vicio de escribir.

Y la primera tarea no se hizo esperar. Una lectura acerca de la lectura… y lo que leí me espantó para seguir leyendo. Comencé a recorrer líneas con los ojos y, a pesar de que mi inicio fue animoso y alentador, terminé a punto de la depresión literaria.

Luego de revisar las páginas establecidas para pasar a la siguiente ronda (clase número dos), me entró la duda acerca de estas ondas lectoras y la tremenda afición del mexicano por los libros, de su gran vicio por abrir textos y devorar sus letras, y su inclinación por comprar páginas empastadas antes que ver televisión… y no me equivoqué: en 2005 una revista semanal tenía un tiraje de 780 mil ejemplares, y más aún, el pass along de dicha edición era de cuatro personas. “Si eso sucedía hace tres años, hoy día la cifra debió haber aumentado. Qué orgullo saberme en un país tan letrado y ávido de lectura”, pensé.

Hubiera vivido felizmente engañado por esas cifras de ensueño, sin embargo, el TV Notas no es un texto oficialmente aceptado por la literatura como clásico o de divulgación científica. Ni modo. Seguí buscando estadísticas. Debía haber algo que me hiciera sonreír… ¿El Libro Vaquero? No me suena a texto cultural, ¿TV y Novelas? Tampoco, la industria chismográfica aún no es candidata para ganar el Premio Nobel de Literatura. La realidad es que, en promedio, un mexicano lee 2.8 libros al año (y eso si vemos de manera sumamente optimista el asunto).

¿Entonces? ¿No se supone que desde la primaria se enseña a leer? Ah, por su puesto, pero existe una delgada línea que separa la obligación del gusto, y es justamente ahí donde la gran mayoría prefiere estacionarse del lado facilito. ¿Leer?, ¿para qué?, si tenemos la televisión, además eso sólo se hace en las escuelas para acreditar materias.

Efectivamente, “disciplinar el placer es disminuirlo”, como bien lo dice el texto cómplice de mi primera tarea. Y, curiosamente, esto es como la conducta de un niño: mientras más le dices que no, más lo hace. En este caso, entre más se incita a la lectura, menos se lleva al cabo. Comprobadísimo está que aquello practicado por gusto produce mejores resultados, ¿por qué la lectura debería ser la excepción? Pero no, muchas veces la voluntad se opaca ante lo obligatorio porque si no, el chamaco no sale de la secundaria.

En fin, ojalá en el futuro cercano la cifra no insulte tanto. Eso de tener el honroso lugar 107 de 108 países en lo que a lectores se refiere es más escalofriante que ver El Exorcista a los cinco años de edad. Por lo pronto, voy corriendo al puesto de periódicos a ver si no se ha agotado el TV y Novelas, capaz que me pierdo un ejemplar en mi colección y eso no me lo perdonaría, total, Octavio Paz y Pablo Neruda pueden esperar su turno en la fila.

Número equivocado

Riiiiing, riiiiing…

—Bueno (respondo).

—Hola, ¿adónde hablo?

—Hola, ¿con quién deseas hablar?

—Contigo, ¿Alejandro?

—Sí, ¿quién habla?

—¿Cómo que quién habla? Tu novia.

—¿Cuál de todas?

—¿Cómo que cuál de todas? Pues la única.

—¿La única? Yo pensé que tenía más.

—Ja, ja, ja. ¿Cómo estás?

—Yo bien, ¿pero quién habla?

—¡Chistoso!, soy yo, tu tía Sofía.

—¿Tía Sofía? Sí soy Alejandro, pero no tengo ninguna tía Sofía.

—(Breve silencio que evidencia un: “ya la regué”) ¿Ah, no?, ¿qué número marqué?

—Creo que marcaste equivocado, no te preocupes. Adiós, tía Sofía.

… y cuelgo el teléfono.

domingo, 17 de agosto de 2008

El tamaño sí importa

¿Que 15 centímetros no hacen diferencia? Pregúntenles a ellas y conocerán su respuesta. Tal importancia tiene el asunto, que en Sinaloa ya se lo tomaron muy en serio, incluso las autoridades y hasta los inmiscuidos en asuntos religiosos ya fijaron su postura y dieron de qué hablar.

No me refiero a los 15 centímetros que usted está pensando. Este blog siempre ha sido familiar y no pretendo que Gobernación me lo censure. Hablo de los 15 centímetros de tela que fueron objeto de discusión por aquello del uso de la minifalda para "evitar una agresión sexual" hacia las mujeres.

Pues sí, ahora resulta que las culpables son ellas por usar semejante prenda, porque, claro, los que las ven con ojos de lujuria desorbitada son inocentes angelitos que jamás piensan hacerles daño alguno. ¿No se supone que antes de negarles el libre albedrío para vestirse como quieran se debería empezar por emitir leyes en contra de los acosadores y así erradicar este mal? Si la lógica fuera tal, esto funcionaría así.

Ya hasta resulta que en algunos templos religiosos les prohíben el paso a quienes porten la prenda de la discordia porque es "inmoral". Sólo falta que regresemos a la época de la Inquisición y quieran quemarlas en la hoguera. Y cual si fueran los 10 mandamientos de Moisés, la Arquidiócesis de México emitió sus reglas para "evitar una agresión sexual" hacia las mujeres. Chéquense nomás:

- No usarás ropa provocativa.
(¿O sea que las fiestas se convertirán en pijamadas?).

- Cuidarás tus miradas y tus gestos.
(Me suena a: no mires a tu alrededor, no sonrías, no parpadees y mantente siempre seria... zzzzzzz).

- No te quedarás sola con un hombre, aunque sea conocido.
(¿Y luego? ¿Hasta del padre de familia y hermanos deben desconfiar?).

- No permitirás familiaridades de tus amigos o parientes.
(¿Entonces deben renunciar a sus relaciones sociales?).

- No admitirás pláticas o chistes picantes.
(Olvídense de Pepito y del sentido del humor... vuélvanse aburridas).

- Buscarás ayuda cuando sospeches de una mala intención.
(Pero si desconfías de tu padre, hermanos y amigos... ¿acudir con alguien que no conoces? Entonces ya no entendí).

Yo pensé que ya habíamos llegado al siglo XXI donde la libertad de expresión y la equidad de géneros eran la neta del planeta y podíamos presumir de ello, pero ya veo que no es así. Políticos y religiosos ya no saben qué inventar, y lo que inventan, lo hacen mal.

A mi entender, la inseguridad social es algo más serio que andarse peleando por 15 centímetros de tela, y si de darse golpes de pecho se trata, mejor ni hablemos de los pederastas que hacen de las suyas, no con mujeres vestidas de minifalda, sino con niños... ¿qué es peor entonces? Esos temas deberían resolverse con carácter de urgente por parte de los que dicen hacer las normas para que este país fluya debidamente, y no culpar a las féminas por vestirse como quieran y andar levantando pasiones, ¿o de cuándo a acá los patos le tiran a las escopetas?

miércoles, 13 de agosto de 2008

China... deras

Todos decimos alguna vez una mentirilla piadosa y no pasa nada: que si tengo aliento alcohólico es porque mi novia se echó 15 cervezas y me besó toda la noche, pero yo no probé ni una gota; si choqué el auto fue por culpa del otro que no se fijó, porque yo no me pasé el alto y tampoco iba a exceso de velocidad; si falté al trabajo fue a causa de una tremenda diarrea y no por la cruda (si yo ni tomo); si pasé la noche con otra chava fue porque ella me obligó y no porque yo quería; si engañé a cuatro mil millones de personas en todo el mundo fue porque ellos son unos ingenuos que todo se creen, ¿o apoco no les enseñaron a no confiar en desconocidos?

Así fue, y me incluyo en la estadística crédula que fue víctima de la falsedad china en su inauguración olímpica, donde los organizadores fueron más elitistas que el cadenero del Dady’O de Cancún. Y es que no me explico eso de poner a mover la boquita a una niña ante las pantallas mundiales sólo porque la que grabó originalmente el tema no cubría los estándares de belleza. Si desde pequeñas les enseñan eso, no quisiera imaginar lo que será cuando ya tengan sus añitos. Luego súmele la pre-grabación y digitalización del espectáculo pirotécnico para pasar por televisión, cuando en vivo jamás sucedió semejante show de luces en el aire.

¡Ah qué chinitos tan chistosos!, y uno ahí creyendo el detalle sublime de una exquisita voz infantil cuando la verdadera intérprete de seguro estaba en su casa viendo cómo otra se comía los cinco minutos de fama que le correspondían. ¿Y ahora qué le digo a mis oídos? ¿Que el orgasmo del cual fueron presa fue fingido? ¿Que les hicieron chanchuyo y la niña que "cantó" fue un mero parche en el evento sólo porque "era bonita"? Y luego lo de los fuegos pirotécnicos. Creo que al saber de su "transmisión diferida" preferí recordar los que veo en alguna fiesta religiosa aquí en México, al menos los disfruto en el momento y nadie me los cuenta dos días después.

En fin, así se las gastan algunos que dicen tirarle al primer mundo donde, por supuesto, algunos detalles "humanos"” no tienen cabida. Admito que el culto a la belleza existe en el planeta (cada quien como su cultura le dé a entender), pero de eso a que a los nueve años anden eligiendo caras bonitas aunque de talento nomás nada... ¿qué cruel no?

Pero no seamos tan negativos. Sólo fue un par de detalles en la inauguración olímpica, una mentirita contada a cuatro mil millones personas, y yo aquí haciendo drama, ¿soy muy exagerado verdad? Ojalá nos contaran la mentira de que la delegación mexicana ganará 20 medallas de oro y romperá 15 récords mundiales... ahí si que ni con dobles, ni con grabación y digitalización previa a las competencias me lo creería.

En fin, ¿y si le pedimos a Ninel Conde que "cante" el himno nacional con voz de fondo de Paquita la del Barrio? Total, una ni canta pero encanta con su presencia, y la otra jamás ganará el concurso de Miss Universo pero entona con un sentimiento que enchina la piel (¿Me estás oyendo inútil?). ¡Ah chin... a, creo que ya me afectó ver tantas olimpiadas!

lunes, 11 de agosto de 2008

Pequeña colección familiar

El mundo telenovelero suele regalar escenas donde una mujer descubre a su esposo con otra y entonces se desata tremendo drama: unos lloran, otros se ponen rojos del coraje y algunos más buscan venganza… todo porque el susodicho tiene una amante.

A-M-A-N-T-E, rimbombante palabrota sinónimo de divorcios, visitas a juzgados y honorarios a abogados. Seis simples e inocentes letras que juntas hacen mucho ruido y forman un triángulo amoroso para descuadrar cualquier relación de pareja; la tentación que guiñe el ojo, deja huellas carmín en el cuello e impregna un suave aroma a perfume ajeno.

“Una cana al aire”, dirían por ahí, pero si esta frase se aplicara a la realidad, hoy supe de alguien que ya tendría calvicie extrema: Mohammed Abubakar, un nigeriano de 84 años que, lejos de inspirar ternura y contarles cuentos a sus nietos desde una mecedora, se ha encargado de dar el mejor ejemplo para rescatar a la especie humana de una posible extinción. Resulta que el señor tiene 170 hijos con 86 mujeres... nada más. ¿Cuál planificación familiar? ¡Hay que poblar y repoblar el planeta! ¿Fidelidad? Eso sólo existe en los equipos de sonido.

Mohammed, profesor y curandero, dice que Dios se las puso en su camino, que ellas llegaron solitas y él sólo hizo formal el asunto por mandato divino. ¿Qué curiosa explicación verdad? Justamente tenía que tratarse de asuntos de faldas y no de salvar la ecología, encontrar la vacuna para alguna enfermedad o gobernar exitosamente a su país. Así hasta yo colaboraba con todo gusto para aumentar el censo de población anual del INEGI.

Pero el asunto no sólo es digno de las páginas de Ripley, habría que pensar también en los críos, quienes tienen que mendigar para conseguir sustento, ¿o apoco creían que el DIF africano los iba a mantener? Lamentablemente para su causa, la respuesta es no. Efectivamente, en Nigeria está permitido tener hasta cuatro esposas, siempre y cuando reciban un trato igualitario, pero nadie le dijo al señor que debía multiplicarlas por 21.5. Imagino la escena familiar:

—Querido esposo Mohammed, ¿de dónde vienes?

—De darles el gasto a Chana, Juana, Petra, Zoila y Justina.

—¿Y tus hijos?

—Bien, gracias. Te mandan saludar José, Efraín, Mariana y Lupe.

—¿Y Marlene, Gabriela, Tomás y Carlos?

—A ellos los veo mañana, también a Guillermo, Eugenio y Raquel.

Y sí, las dudas asaltan: ¿Se sabrá el nombre de todos y cada uno de sus hijos? ¿Se le habrán encimado los partos en su agenda? ¿Tendrá membresía preferente en algún hospital o le harán descuento por mayoreo? ¿Cuántas esposas serán celosas y cuántas van al psicólogo? ¿Qué explicación le daría a sus suegros? ¿Y si me vuelvo profesor y curandero? ¿Esto se hace vicio? ¿Si empiezo a mis 27 años... en 59 años habré roto el récord?

Al final resulta que el nigeriano recomendó no casarse con 86 esposas, ¿por qué habrá sido el consejo? Si a veces compartir la vida con una sola pareja se vuelve un calvario, con más de ocho decenas no creo que haya problema alguno.

“Los esposos cenan, los amantes almuerzan”, decía un autor. Pues Mohammed seguramente ya inauguró su muestra gastronómica, porque entre que son cenas o almuerzos, él hasta postre ya se echó a la boca en más de una ocasión.

¿No que la familia pequeña vive mejor?

sábado, 2 de agosto de 2008

Desde el piso 10

Until we can tell our children
that Earth is the safe place again
we'll stand and hold together
"Sinfoni Deo", Era

La perfección ante mis ojos se muestra plena. En este momento no pediré más que la vista al mar con la noche cubriendo las olas, una copa en mi mano y Sailing de Christopher Cross en mis oídos. Hay tanto de lo que puedo escribir, que finalmente me decidiré por algo que gratamente me regaló una sonrisa horas antes de estar aquí, en esta terraza inundada de paisaje.

Acapulco es muy sencillo si se aprende a disfrutarlo: mar, calor, buenos amigos y el reloj de vacaciones. Sin embargo, y más allá de cualquier itinerario, siempre confío en los detalles que la vida te regala y apremian mucho más que cualquier asunto con signo de pesos. Hoy lo comprobé mientras el atardecer continuaba su marcha y agonizaba.

Alguien de no más de cinco años apareció de algún lugar de la playa, mientras la sombrilla azul enterrada en la arena evitaba que el sol hiciera calamidades en mi cuerpo y, sin saberlo en aquel instante, de paso inspiraría este post. A mi costado izquierdo, la renta de motos acuáticas; a la derecha, un joven ofertaba la subida al paracaídas; detrás de mí, la zona de antros se preparaba para iniciar la noche; y al frente, la inocencia me convenció más que lo demás.

Jamás supe el nombre de aquel niño, pero tal vez no importaba, porque la manera en que disfrutaba del mar como si se tratara de su mejor juguete no podía compararse con lo que a mi alrededor sucedía. Corría, saltaba, sonreía y nada más parecía importarle. De repente una ola le regaló un coco derruido y lo adoptó como su mejor amigo; lo lanzaba al agua y nuevamente se lo regresaba; iba, venía y lo esperaba siempre con las mismas ansias. En sus ojos se dibujaba la inocencia, e inmerso en el paisaje veraniego, olvidé el tiempo mientras disfrutaba a la par que él la manera de divertirse y que muchos hemos olvidado.

¿Globalización? ¿Tecnología? ¿Mundo moderno? Habría que agradecer el hecho de que para algunos esas palabras no existen en su diccionario personal y aún están a salvo de artificios tan vanos como tentadores... seguía observando y más me convencía de ello, pero el tiempo siempre hace de las suyas y los buenos momentos también tienen punto final. El instante de irnos había llegado y no volví a ver a aquel niño, sin embargo, desde esta terraza observo el lugar donde el mar se llevó sus huellas dibujadas en la arena. Mañana será nuestro regreso a la ciudad, pero me llevo cientos de momentos grabados en la memoria que me han convencido de que este viaje valió la pena. Personas, detalles, paisajes... Acapulco es muy sencillo si se aprende a disfrutarlo.

Medianoche. Y al terminar este párrafo cerraré mi libreta para dar paso a las horas de sueño pendientes acumuladas durante dos días, y lo haré mientras las olas continúan golpeando la orilla de la playa... ahí donde hoy recordé una valiosa lección que me regaló la vida, y procuraré aplicar lejos de este lugar que sin duda extrañaré.

Siempre

Solía amortiguar la rutina en mi trinchera de letras que almacenaba en este rincón electrónico desde donde malabareaba con frases, párrafo...