lunes, 19 de agosto de 2013

Vienbenido a clazes



Todo deporte ocaciona un sinfín de emociones y para muestra un botón: las Olimpiadas de Londres 1984. Hasta autores como Jakuri Muramaki han descrito ese sentimiento que solo es capaz de experimentar el ser humano a través del ejercicio físico. ¿Pero y si esas Olimpiadas se hubieran realizado en Haiti, en Chihuhua o en Tulum, Yucatán, habrían causado la misma efervescencia o tenido ese el emento llamado adrenalina para dar cuenta de los grandes logros en diferentes disciplinas? Quién sabe. Lo único cierto es que esas hazañas contrubuyen al acervo mundial del deporte que seguramente en un futuro podremos revivir una y otra vez en cualquier bibioteca escola.

Así, pues, fueron recibidos este lunes en las aulas millones de niños que inauguraron el ciclo escolar 2013-2014. Y no me refiero a la hipótesis del cambio de lugar del mencionado evento, sino a la plaga de errores que están por descubrir en sus libros de texto, porque los diez mencionados en el párrafo anterior son solo una probadita de los más de 80 que les “enseñarán” durante sus días de clases. Luego no nos preguntemos por qué el nivel educativo está al borde del inframundo.

Y adentrándonos en el aspecto numérico, el detalle nos da más razones para seguir llorando: 151 millones de libros impresos, para los cuales se destinó un presupuesto de dos mil 446 millones de pesos en pos de su elaboración, serán los responsables de educar a los chamacos que entrarán al quite cuando llegue el futuro de la nación. Ni cómo ayudarnos.

Pero al parecer no todo está perdido. Habrá manuales que se repartirán a los maestros, los cuales serán los salvadores de la ignorancia textual. Así, al niño se le enseñará el error y luego la corrección; trabajo doble, pero no importa, dinero sobra para andar con esas nuevas y extrañas formas pedagógicas. ¡Y uno tan pesimista, caray!

¿Qué sigue? ¿Decirles que Pitágoras creó la teoría de la relatividad? ¿Qué Walter Mercado es el padre de la astronomía? ¿Qué cajón se escribe con g? Como he advertido antes, por favor no se tomen mis preguntas tan en serio, no vaya a ser que las conviertan en propuestas y al final se impriman por millones como ya se hizo con tanto libro que bien podría servir únicamente para prender el boiler.

Sin embargo, hemos de confiar en que el asunto se resuelva positivamente, porque barrabasadas tan evidentes no pueden ser pasadas por alto, a menos que, por su puesto, hayan agarrado al primer bebedor empedernido salido de cantina a las tres de la mañana para otorgarle el grado de corrector de estilo y este fue el resultado.

Por lo pronto, y como dijera Chabelo cada domingo, una espantosa X a quienes estuvieron detrás de la elaboración de los libros. No se trata de echarle la bolita a tal o cual administración, sino que el problema parte de una simple teoría: la educación de millones de niños es asunto serio e imperiosamente se convierte en una actividad de precausión (así, con s, para revivir otro error de quienes revisaron los textos).

Y para rematar el presente post, a manera de “Atínale a la palabra o al dato correcto”, ¿ya tienen sus respuestas al primer párrafo de este rollo? Por si no, aquí las menciono:

ocaciona – ocasiona (suenan igualitas, pero la s se enoja cuando la sustituyen).
Olimpiadas de Londres 1984 – fueron en 1948 (el orden de los factores sí altera el producto).
Jakuri Muramaki – Haruki Murakami (¿apoco dirían Lizardo Cadenas?).
Chihuhua – Chihuahua (no hay que comerse una a).
Haiti – Haití (los acentos también cuentan).
Tulum, Yucatán – Tulum, Quintana Roo (unas clasecitas de geografía).
el emento – elemento (¿a poco se es cribe a sí?).
contrubuyen – contribuyen (hay diferencia entre la u y la i).
bibioteca – biblioteca (ahí hay muchos libro).
escola – escolar (¿siguen con hambre? No se coman la r).

Finalmente, y para seguir con las lágrimas deprimentes por el asunto en cuestión, me di cuenta de que hasta el corrector ortográfico de Word sabe cómo se escriben algunas palabras de forma adecuada. ¿Tampoco tendrán esa herramienta quienes revisaron las hojas empastadas? Eso sí ya sería el colmo, digo yo.

Siempre

Solía amortiguar la rutina en mi trinchera de letras que almacenaba en este rincón electrónico desde donde malabareaba con frases, párrafo...