sábado, 8 de febrero de 2020

Historia de una noche infinita


Nada tan desafiante como tus labios.
Nada tan inquietante como tu ausencia.


De aquel piano brotaban melódicas notas improvisadas por su autor sentado al frente, en un banco de madera envuelto por terciopelo rojo. En el lugar, algunas luces discretas puestas sobre cada mesa iluminaban el ambiente saturado de insomnio e historias prohibidas.
En un rincón, Alex agitaba su copa y tomaba sorbos de vino que vertía de una botella casi vacía. Llevaba tiempo ahí, acudiendo desde hacía años y escuchando al pianista que era incapaz de repetir una sola pieza de su repertorio.
A pocos metros de él, justo en la barra, una silueta llamó su atención: cabello negro que apenas bordeaba unos redondeados hombros, espalda recta y delimitada por una blusa blanca con un toque de transparencia, cintura que rozaba la perfección, piernas dibujadas bajo una ajustada falda negra y tacones que realzaban el efecto electrizante que provocaba en quien observara a aquella mujer.
En un instante, al percatarse de que ella también lo miraba a través del espejo colocado en la pared de la barra, se levantó de su lugar para acercarse a ella.
—No duermo con desconocidos y menos esta noche —dijo ella al ver que se sentaba discretamente a su lado.
—¿Y qué tiene de especial esta noche?
—La ruptura —respondió levantando su copa—, pero no como preludio que antecede a la calamidad, sino como un reencuentro con la libertad.
—Vaya, hasta que escucho un auténtico motivo para brindar —dijo él  mientras hacía un ademán para pedir otro trago.
—¿A ti qué te trae por aquí? ¿Llegó la etapa en que dormir se vuelve un reto?
—Nada en especial, sólo encontrar un refugio de la locura cotidiana.
—Vaya, hasta que escucho un extraño motivo para brindar —dijo ella mirándolo a los ojos y lanzándole apenas una tímida sonrisa.
—No te había visto antes, supongo que tu visita es fugaz o quizá mi memoria es muy limitada.
—Ocasional por esta vez. Pasaba por el lugar y me detuve; la escasez de luces y parafernalia llamaron mi atención. Soy alérgica al exceso de ruido y este sitio parecía íntimo y discreto; creo que no me equivoqué.
—Así es, aquí abundan historias en silencio únicamente abrazadas por notas musicales y luces tenues; es buen sitio para escapar o para encontrarse…
      —Escucha, ese tema es inigualable —interrumpió abruptamente luego de escuchar las primeras notas provenientes de aquel rincón. ¿Acaso no se te hace conocido? El señor Fisher nos honra con su presencia esta noche.
La madrugada se extendía y en medio de una prolongada charla, ambos parecían compartir la extraña afinidad del primer encuentro entre dos desconocidos, las risas sin cuestionamientos y las miradas cómplices.
—¿Podrá repetirse el momento? —cuestionó Alex al ver que ella colocaba su copa vacía sobre la barra y se alistaba para marcharse.
—No sé, es más cuestión del destino y menos mía.
—Pero a veces el destino se equivoca, ¿no crees?
—Tal vez. La vida es tan sorprendente, que si de algo podemos estar seguros es de que no hay nada seguro —dijo mientras escribía sobre un papel para después doblarlo y colocarlo en la bolsa de su camisa.
Sobre la barra puso dinero para pagar, se levantó, tomó su saco negro y se dirigió a la salida. Afuera, la lluvia y un ambiente gélido comenzaban a inundar la madrugada; él trató de acompañarla pero ella lo detuvo: “no te preocupes, conozco el camino de regreso”, le dijo al oído en voz baja.
Él volteó sobre su hombro y la vio retirarse. Después de unos segundos, a través de la ventana finalmente no la observó más; la última imagen que tuvo de ella fue la de su auto que aceleraba y desaparecía entre la lluvia.
De su bolsillo sacó el papel y al desdoblarlo encontró lo que parecía ser un número telefónico, sin embargo, notó que estaba incompleto. Al poner especial atención en la parte inferior, apenas legible, también descubrió una breve frase: “Admiro mucho la sencillez de los detalles, especialmente aquellos de color rojo. EME”.

Siempre

Solía amortiguar la rutina en mi trinchera de letras que almacenaba en este rincón electrónico desde donde malabareaba con frases, párrafo...