Anoche le regalé a mi voz tu nombre mientras algunas canciones asaltaban mis sentidos. Las manecillas del reloj apuntaban hacia lo más alto de su límite vertical, y tú, distante, seguramente dormías rodeada del silencio sin saber que alguien más lo aprovechaba de distinta forma.
jueves, 4 de diciembre de 2008
Anoche
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