Copiaré textualmente tres párrafos tomados del editorial publicado hoy en El Universal on line, después pasaré a dar mi punto de vista. Chéquense nomás:
Los diputados federales ganan, cada uno, 152 mil pesos al mes, 79 mil pesos al año en medicinas y consultas particulares y 4 mil 500 pesos de “ayuda” para su cena de Navidad. ¿Le parece mucho? A ellos no, por eso van a pagar con dinero de usted, contribuyente, los 38 mil pesos que se les descuentan de impuestos por su aguinaldo de 101 mil pesos. Aunque sea increíble, son esos “representantes populares” quienes aprueban los impuestos de todos, asignan dinero público a las instituciones del Estado y dicen “México manda” en spots de televisión.
Tendrán el próximo año 570 millones de pesos para viáticos, telefonía, viajes, entre otros “servicios oficiales”; un seguro médico de gastos mayores por casi 30 millones de pesos; más de 100 millones de pesos para “gastos de difusión e información de mensajes y actividades legislativas”; 8 millones de pesos para vehículos y equipo de transporte; y 90 millones de pesos para que los diputados de la siguiente Legislatura remodelen una vez más sus oficinas a gusto de sus coordinadores parlamentarios.
Ya desde antes los diputados se apartaban de la realidad nacional. Además de los sueldos, prestaciones y gratificaciones que reciben mes con mes, los legisladores accedieron a préstamos personales provenientes del dinero público. Los préstamos concedidos tienen una tasa de interés de apenas 3% anual, muy por debajo del 40% o 50% que cobra la banca comercial a los ciudadanos comunes, víctimas del sistema bancario más caro de América Latina. ¿Y los intereses que generan esos préstamos? También se reparten entre los diputados.
Y la opinión personal dice… ¡Qué bonita es la política de mi país! ¿Apoco no? Deberíamos estar orgullosos de estos representantes de primer mundo que manejan los hilos de nuestro mexicanísimo tercer mundo. Más humildes no pudieron salir. Pero eso sí, a la hora de los votos andan de lambiscones y una vez llegado el hueso les roban y dan la espalda a la gente que confió en ellos.
No concibo el momento económico actual con miles de despidos laborales mientras estos distinguidos personajes se llenan los bolsillos a costa de los ciudadanos. Hace un par de días escuchaba en la radio que un chavo de 17 años vendía discos pirata para procurarse sus estudios —según dijo— y lo tacharon de infractor a la ley, ya hasta querían entambarlo. Entonces me pregunto: ¿quién es más delincuente? Pongamos todo en su justa dimensión. Si a un tipo que se gana 40 pesos por mover CD's copiados se lo quieren comer vivo, ¿qué será para estos sujetos de saco y corbata?
Sin embargo, nada de esto es para espantarse. Años van, años vienen y el show es el mismo. ¿Ya ven por qué es urgente pagar impuestos? No vaya a ser que estos pobrecitos se queden sin cena navideña, aguinaldo, regalos y viajes.
Ahora entiendo perfectamente los anuncios donde nos quieren lavar el cerebro haciéndonos pensar que trabajan arduamente para combatir la pobreza. El pequeño detalle está en el guión de quien los escribe. La versión real se refiere a la fórmula para combatir SU pobreza… los demás (y a veces odio incluirme) que se jodan en el inframundo cotidiano.
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