lunes, 7 de mayo de 2012

Debate digno del olvido

Ayer, en punto de las 8 de la noche, el televisor fue centro de atención para millones de mexicanos que esperábamos ver un show bastante interesante. Y aunque yo pronosticaba un debate decepcionante, donde el ataque estaría por encima de las propuestas, decidí plantarme en el sillón y comportarme como el ciudadano ávido de respuestas para un país que tambalea en diversos ámbitos sociales. 

El programa dio inicio y la primera sorpresa apareció ante nuestros ojos: una edecán cuyo prominente escote daba cuenta del espectáculo que a continuación tendría cabida frente a las cámaras. Detalle fuera de lugar, desde luego. ¿Una playmate en un evento donde se confrontarían ideas entre candidatos a la presidencia? ¿Quién tuvo la brillante idea de ponerla ahí? ¿Aquel lugar era un salón para debatir o un centro de espectáculos para adultos? Como sea, la chica y sus medidas se robaron la noche y, lamentablemente, para muchos esos 30 segundos fueron lo más rescatable de aquellas dos horas en televisión. 

Después, bastaron sólo 60 minutos para conocer el lavadero más caro del país, pues los dimes y diretes fueron el hazme reír de la noche, con personajes que ni Bram Stoker hubiera soñado en sus mejores momentos de gloria para escribir cuentos de terror. De la nada aparecieron nombres como Santa Ana, Montiel, Salinas, Paulette y Bejarano; entraron en escena fotografías y supuestos datos que echaban tierra al adversario; uno de ellos, a falta de propuestas, se dedicó a dar clases de historia; otros más, aferrados a preguntas sin respuestas, se atacaban como párvulos; y uno, sólo uno, tomó su papel más o menos en serio (aunque ni con eso le alcanzará en las urnas). 

¿Y cuál es la moraleja entonces? Que México no necesita ni merece espectáculos de semejantes dimensiones, pues algo que en el papel tenía tintes de seriedad terminó por convertirse en una caricatura. Las ideas brillaron por su ausencia y, al menos yo, no veo un candidato digno de confianza. Mi voto continúa instalado en el limbo y la pregunta ahora es quién es el menos peor. Anoche ganó la edecán y perdió México; ganaron los ataques y perdieron las propuestas; ganaron las burlas y perdió la seriedad. ¿Y para eso tanto pleito de que si se transmitía el debate o el futbol?

Desafortunadamente seguimos en las mismas, sin rumbo claro y con discursos huecos, carentes de sentido. Limitarnos a elegir entre cuatro propuestas (por llamarles de alguna manera) es absurdo y nada viable, pero es el precio de la “democracia”. El 1 de julio veremos el desenlace de este show, pero no auguro algo digno de celebrar. Y como lo dije algunas vez y hoy lo repito, quizás la respuesta no esté enfundada en traje y corbata, sino en cada uno de nosotros como ciudadanos; hagamos, pues, que esta premisa se convierta en realidad.

Siempre

Solía amortiguar la rutina en mi trinchera de letras que almacenaba en este rincón electrónico desde donde malabareaba con frases, párrafo...