Por culpa de Arnold Van Gennep estoy aquí. Él tuvo la idea de acuñar el término “rito de paso” que hoy día me sacó tremendo coraje. Cuando corría el año 1909, el antropólogo francés antes citado dijo que los seres humanos, inmersos en un desarrollo social, llevan al cabo diversas transiciones que lo hacen ir de un estadio a otro, por ejemplo, entre la soltería y el matrimonio (situación apodada boda), la vida y la muerte (llamado funeral) o la edad infantil y la edad adulta (celebración femenina denominada XV años).
Pues bien, me referiré al último caso mencionado. Aclaro que no tengo nada en contra del acto en sí, ya que la historia avala su existencia desde épocas prehispánicas en México. Según estudiosos del caso, los mayas y los aztecas ya lo practicaban, aunque a su estilo y conforme a sus costumbres. No vayan a creer que los antiguos iban al mercado de la Lagunilla a ver los vestidos, luego buscaban al séquito de chambelanes y hasta pagaban una buena lana para apartar la iglesia (si en ese entonces no había). Posteriormente, con el paso del tiempo, las adaptaciones y su evolución le han añadido o quitado elementos.
El asunto está en la forma en que se ha desvirtuado el asunto, al menos así lo veo yo. De verdad no está mal que muchas chavas a esa edad deseen una fiesta de XV, es más, yo he acudido a algunas y el ambiente es muy agradable y glamoroso: el vals, las fotos, el pastel y los padrinos… ¡Ay, los padrinos!, ya salió el punto de estas líneas.
Me refería al coraje personal de anoche porque mi papá llegó con la noticia de que fue escogido para ser padrino de salón. Y más se me subió el color al rostro cuando empezó a platicarme la lista de “los elegidos”, porque, dicho de manera clara y precisa, le pagarán la pachanga a la quinceañera.
La verdad no puedo entender la falta de vergüenza de algunas personas para encontrarle solución a todo de manera tan sencilla. Que si padrino de salón, de vestido, de pastel, de iglesia, hasta de último juguete para la niña… pues claro, después de la “presentación en sociedad” de la chava, seguramente encontrará otros juguetes más divertidos.
¿Pues de quién es la hija, de los “padrinos” o de los padres? ¿Quién se supone que debe hacer el gasto? Ah, pero como eso de apadrinar está de moda, hay que buscar hasta para ropa interior, total, los progenitores no ponen ni un centavo. Ya quisiera yo que en un matrimonio me eligieran “padrino de noche de bodas para la novia”, ahí sí, con todo gusto aceptaba.
Lo peor del caso es cuando los papás les sonríen a todos los invitados y “hacen ver” que socialmente “están a la altura”… caravanas con sombrero ajeno. Pues claro, con la mesa puesta, hasta yo me apunto. Se me ocurre entonces que quiero hacer un viaje a Europa por una semana, ¿entonces busco padrino para boletos de avión, otro para hospedaje y uno más para gastos personales?, ¿qué tal uno para maleta y otro para souvenirs?
Total, a pesar del berrinche que hice, mi papá terminará pagando por el alquiler del salón (como si le sobrara el dinero) y yo no iré a dicho evento. Ahora veo que muchos padres hacen cualquier cosa por sus hijos, incluso gorrear para que les financien su fiestecita. Habría que preguntarles el significado de los XV años para descubrir que, efectivamente, no tienen ni la más remota idea, pero eso sí, que viva la pachanga.
“Algún día has de tener una hija”, me susurra una voz interior. Pues sí, pero conoceré su fecha de nacimiento y de ahí contaré 15 años para saber que, si quiere celebración, será necesario ahorrar. Por cierto, y para no entrar más en discusión, próximamente iré a correr a Veracruz, ¿alguien quiere “apadrinar” mi viaje?
Pues bien, me referiré al último caso mencionado. Aclaro que no tengo nada en contra del acto en sí, ya que la historia avala su existencia desde épocas prehispánicas en México. Según estudiosos del caso, los mayas y los aztecas ya lo practicaban, aunque a su estilo y conforme a sus costumbres. No vayan a creer que los antiguos iban al mercado de la Lagunilla a ver los vestidos, luego buscaban al séquito de chambelanes y hasta pagaban una buena lana para apartar la iglesia (si en ese entonces no había). Posteriormente, con el paso del tiempo, las adaptaciones y su evolución le han añadido o quitado elementos.
El asunto está en la forma en que se ha desvirtuado el asunto, al menos así lo veo yo. De verdad no está mal que muchas chavas a esa edad deseen una fiesta de XV, es más, yo he acudido a algunas y el ambiente es muy agradable y glamoroso: el vals, las fotos, el pastel y los padrinos… ¡Ay, los padrinos!, ya salió el punto de estas líneas.
Me refería al coraje personal de anoche porque mi papá llegó con la noticia de que fue escogido para ser padrino de salón. Y más se me subió el color al rostro cuando empezó a platicarme la lista de “los elegidos”, porque, dicho de manera clara y precisa, le pagarán la pachanga a la quinceañera.
La verdad no puedo entender la falta de vergüenza de algunas personas para encontrarle solución a todo de manera tan sencilla. Que si padrino de salón, de vestido, de pastel, de iglesia, hasta de último juguete para la niña… pues claro, después de la “presentación en sociedad” de la chava, seguramente encontrará otros juguetes más divertidos.
¿Pues de quién es la hija, de los “padrinos” o de los padres? ¿Quién se supone que debe hacer el gasto? Ah, pero como eso de apadrinar está de moda, hay que buscar hasta para ropa interior, total, los progenitores no ponen ni un centavo. Ya quisiera yo que en un matrimonio me eligieran “padrino de noche de bodas para la novia”, ahí sí, con todo gusto aceptaba.
Lo peor del caso es cuando los papás les sonríen a todos los invitados y “hacen ver” que socialmente “están a la altura”… caravanas con sombrero ajeno. Pues claro, con la mesa puesta, hasta yo me apunto. Se me ocurre entonces que quiero hacer un viaje a Europa por una semana, ¿entonces busco padrino para boletos de avión, otro para hospedaje y uno más para gastos personales?, ¿qué tal uno para maleta y otro para souvenirs?
Total, a pesar del berrinche que hice, mi papá terminará pagando por el alquiler del salón (como si le sobrara el dinero) y yo no iré a dicho evento. Ahora veo que muchos padres hacen cualquier cosa por sus hijos, incluso gorrear para que les financien su fiestecita. Habría que preguntarles el significado de los XV años para descubrir que, efectivamente, no tienen ni la más remota idea, pero eso sí, que viva la pachanga.
“Algún día has de tener una hija”, me susurra una voz interior. Pues sí, pero conoceré su fecha de nacimiento y de ahí contaré 15 años para saber que, si quiere celebración, será necesario ahorrar. Por cierto, y para no entrar más en discusión, próximamente iré a correr a Veracruz, ¿alguien quiere “apadrinar” mi viaje?
EN EL ESTADO DE PUEBLA LA GENTE NO , ACPTA ESO DE LOS COMPADRES(PARTICULARMENTE EN TEHUANCAN PUEBLA) LA IDEA ES --NO SOY PADRINO TE PRESTARE LO QUE NECESITES (LLAMSE 20 CARTONES DE CERVEZA - CONJUNTO MUSICAL- VESTIDO DE NOVIA ETC-ETC-ETC) A QUI LO QUE HACEN ES ----TE PRESTO Y CUANDO YO LO NECESITE TE AVISARE CON TIEMPO ( Y ME REGRESAS LO QUE YO TE DI) ESTA IDEA SERIA MEJOR SI LO APLICARAMOS EN LOS COMPADRES ---POR QUE ESO DE COMER UNA REBANADA DE PASTEL DE 50,000.00 COMO QUE NO VERDAD -------TE FELICITO POR TU COMENTARIO (YME OFREZCO A IR EN TU REPRESENTACION Y DESQUITAR LO QUE GASTARA TU APA) JEJEJEJE
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