lunes, 12 de noviembre de 2007

¿Vaca loca?

Noticia curiosa y amarillista encontré el día de hoy: “Seis muertos en dos accidentes de carretera con la misma vaca en México”. Desde luego que el aspecto de los fallecidos no tiene gracia alguna, ¿pero qué hacía semejante animalote en una vía rápida la noche del domingo pasado? ¿Cómo entró a aquel lugar sin ser vista y sobrevivió a tres, leyó usted bien, tres impactos automovilísticos? Y más aún, ¿por qué se hizo caso omiso del acontecimiento tras la primera volcadura?

Pensando “vacunamente”, la mascota lechera de alguien cuyo hogar se ubica a un costado de la carretera seguramente reflexionaba acerca de la vida y lo miserable que suele ser a veces, y tal vez por eso decidió quitarse la vida. Entonces fue a atravesársele a cuanto coche circulaba por el asfalto… el resultado: varios muertos, menos ella. Objetivo no cumplido para el ser de cuatro patas. Más suerte para la próxima.

Y como ya se me remordió la conciencia por tomar el suceso de manera un tanto chusca, sin pensar demasiado en los familiares de las víctimas que no ven nada de amable en el tema, me pongo a pensar en varios detalles de este caso.

Primero: por muy noche que sea, una vaca no mide 10 centímetros para pasar desapercibida en un lugar transitable.

Segundo: llevar las manos puestas sobre un volante significa ser responsable de otras vidas más, y en ocasiones pareciera que ir en una carretera todo es seguridad y comodidad por el hecho de pagar una cuota. Entonces se olvidan detalles ajenos a nosotros y luego las consecuencias son peores; mantenerse alerta y respetar los límites de velocidad, y más si es de noche, son aspectos fundamentales a considerar.

Tercero: si ocurre algún accidente de estas características, ¿por qué carajos no se tomaron las medidas necesarias para evitarlo dos veces más? Y perdón por la expresión, ¿pero en qué pensaban las autoridades?, ¿habrán dicho: “de seguro la vaca se espantó y no lo volverá a hacer, ya aprendió la lección, déjala que se vaya a su casa”?

Cuarto: ¿el dueño de la acusada no habrá visto la falta de un miembro de la familia en su patio? No es lo mismo perder unas llaves que perder una vaca, digo, el espacio que ocupan ambas no se puede comparar. Seguramente su amo reflexionaba: “algo me falta, veo una gran vacío en mi casa… ya luego busco”.

En fin, para no seguirle con el escalofriante asunto y pensar que un día se me puede atravesar un animal en la carretera, reitero pues mi respeto por el dolor de los familiares de las víctimas, eso jamás provocaría risa alguna, sin embargo, todavía no me explico lo sucedido. Hasta pereciera que se trata de un experimento de ciencia ficción patrocinado por el Pentágono para probar un blindaje especial con tecnología extraterrestre instalado en animales… y éste aguantó tres embates. ¿O será que la etapa de la enfermedad de la vaca loca ya no está de moda y dio paso a la época de la vaca asesina? Al menos ésto es más real que el chupacabras.

Caray, se deben extremar precauciones al conducir y también amarrar a las mascotas para evitar semejantes accidentes. Hay demasiadas hectáreas de cerros y muchísimas áreas verdes como para mandarlas mejor a una carretera, les puedo asegurar que ahí no encontrarán pastura para alimentarse y en cambio pueden cometer atrocidades como la ya ejemplificada. PRECAUCIÓN ANTE TODO.

Y si la película Kilómetro 31 me asustó cuando se aparece el niño que provoca los accidentes en la carretera, no me quiero imaginar qué sucedería si en vez de chamaco se atraviesa una mole pinta de cientos de kilos gritando ¡muuu! y no ¡buuu!... mejor ya no veré películas de terror ni leeré amarillismo animal.

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