Pues regresé. La muerte ya me cobró factura donde el principal impuesto fue el dolor, y a cambio me dejó la nostalgia y el recuerdo como principales aportaciones a mi persona. Estos días han sido diferentes, extraños. Sortear adversidades me hizo recordar muchas cosas que tal vez tenía y no me daba cuenta, la principal de todas ellas: la vida.
Y valga preguntar algo que parece tan sencillo pero que muchos pueden no tener la respuesta: ¿Cómo saber si en verdad se vive? Subjetividades al respecto hay demasiadas, sin embargo, hoy saqué mis conclusiones: vivir es el instante espontáneo que te llena cuando la voluntad no lo tenía planeado; aquel preciso momento donde el tiempo y el espacio se conjugan para estar con personas que amas, y que tal vez no estaba escrito en el guión; las consecuencias de decir “sí” a algo que siempre era un “no”.
Hoy las circunstancias me han puesto aquí, frente a un monitor electrónico que significa para mí la complicidad y el desahogo que muchas veces necesitamos por más que lo neguemos. A veces las risas vienen, otras tantas las lágrimas van, pero al final nos mantenemos en pie. Bien lo dijo un amigo: “Cuando estás en la oscuridad es porque el amanecer se acerca”, y hoy comienzo a creer firmemente en su frase.
Día de Muertos... fecha que trae consigo momentos vívidos en la memoria. Un homenaje a la vida a través de ese proceso inevitable del cual no tenemos escapatoria. Lágrimas que ruedan y se llevan en sus manos tristezas y sufrimiento, elementos básicos para poder vivir lo opuesto a ellos. Así vivimos, así morimos.
Confieso que es difícil regresar a estos rumbos porque con la ausencia no será igual, pero nada es en vano, todo sucede por algo. "La vida es un viaje, no un destino"… disfrutemos pues del trayecto.
Gracias a todos mis muertos por darme una lección de vida.
Y valga preguntar algo que parece tan sencillo pero que muchos pueden no tener la respuesta: ¿Cómo saber si en verdad se vive? Subjetividades al respecto hay demasiadas, sin embargo, hoy saqué mis conclusiones: vivir es el instante espontáneo que te llena cuando la voluntad no lo tenía planeado; aquel preciso momento donde el tiempo y el espacio se conjugan para estar con personas que amas, y que tal vez no estaba escrito en el guión; las consecuencias de decir “sí” a algo que siempre era un “no”.
Hoy las circunstancias me han puesto aquí, frente a un monitor electrónico que significa para mí la complicidad y el desahogo que muchas veces necesitamos por más que lo neguemos. A veces las risas vienen, otras tantas las lágrimas van, pero al final nos mantenemos en pie. Bien lo dijo un amigo: “Cuando estás en la oscuridad es porque el amanecer se acerca”, y hoy comienzo a creer firmemente en su frase.
Día de Muertos... fecha que trae consigo momentos vívidos en la memoria. Un homenaje a la vida a través de ese proceso inevitable del cual no tenemos escapatoria. Lágrimas que ruedan y se llevan en sus manos tristezas y sufrimiento, elementos básicos para poder vivir lo opuesto a ellos. Así vivimos, así morimos.
Confieso que es difícil regresar a estos rumbos porque con la ausencia no será igual, pero nada es en vano, todo sucede por algo. "La vida es un viaje, no un destino"… disfrutemos pues del trayecto.
Gracias a todos mis muertos por darme una lección de vida.
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