A ver si entendí: un sujeto viola a una mujer, es atrapado y su sentencia será la “castración química”. Fin del tema.
Pues sí, lo antes dicho es una propuesta de ley que entraría en vigor para el año 2008 con el objetivo de reducir los índices de violaciones en el DF, cuya cifra puede llegar a siete en 24 horas. Sin embargo, hay varios detalles curiosos y a la vez absurdos.
Comenzaré por mencionar que dicha sentencia aplicable a quien utilice a una mujer como objeto sexual (porque eso es justamente una violación) se trata de una inyección cuyo precio es de 15 dólares, y su función es bloquear la producción de testosterona en los testículos por seis meses, además de inhibir el apetito sexual y evitar la irrigación de sangre al pene, por lo cual una erección resulta imposible.
¿Y ya es todo? ¿Para eso esperar la aprobación de un juez y tanto papeleo? Y luego por qué estamos como estamos con esas estadísticas alarmantes. Hasta ligerita me parece semejante ley. Seis meses “fuera de servicio” se quedan muy cortos en comparación con la vida arruinada a una mujer que además de todo debe cargar con el peso social de ser señalada, el trauma que ésto genera y agréguenle los gastos del asunto en caso de querer abortar (otro trauma de pilón).
Si 12 mil violaciones anuales son pocas para a las autoridades, deberían preguntarles a las mujeres que son víctimas de tal abuso. La respuesta seguramente apuntaría a considerar urgentemente penas más severas y dejarse de aprobar una inyección simplona, porque comprobado está que el 70% reincide en tal acto. Y con más razón volverían a las andadas, si les cortaron la corriente por medio año, obviamente regresarán con la pila recargada.
Por eso yo propongo una ley para castigar como se merece a esos sujetos:
Primero, y retomando la idea de la inyección, en su celda pasarles 10 películas XXX al día y enviarles cinco bailes privados con dos mujeres dedicadas al tubo para que mentalmente estén a tope y físicamente no puedan responder conforme sus bajos instintos les dicten... a ver quién acaba más privado.
Segundo: exhibirlos públicamente los fines de semana (para que no se aburran de estar encerrados nada más) en las principales calles y la gente les aviente de todo, como se hacía antiguamente en la Inquisición.
Tercero: después del medio año de la sentencia, obligarlos a trabajar para mantener a su víctima y todo lo que consecuentemente se refiera por su numerito.
Y cuarto: “como trates serás tratado”, ¿o quién dice que un hombre no puede ser violado? Si para él fue divertido andar haciendo cosas que no debía, a ver si de la misma forma le parece entretenido ser usado de igual manera. Quisiera ver cómo sonríe y disfruta en el papel de víctima.
¿Me vi muy radical con mi propuesta de ley? Sí, tal vez me volé la barda o fumé demasiado. En todo caso, y para acabar pronto, nos ahorramos tanto trámite de rentar las películas, a las chicas del tubo, sacarlos a dar la vuelta, hacer que paguen gastos de su víctima y conseguirle quien le haga el mismo favor “a lo macho”. Mejor sugiero que las autoridades vean los últimos 15 minutos de la película Hostal 2 y considerar que esa sería la mejor ley para aplicar a estos finos y educados ciudadanos. Y no les cuento la escena porque el solo hecho de evocarla me da un dolor en la entrepierna, aunque dicho sea de paso, es lo menos que merece un violador.
Pues sí, lo antes dicho es una propuesta de ley que entraría en vigor para el año 2008 con el objetivo de reducir los índices de violaciones en el DF, cuya cifra puede llegar a siete en 24 horas. Sin embargo, hay varios detalles curiosos y a la vez absurdos.
Comenzaré por mencionar que dicha sentencia aplicable a quien utilice a una mujer como objeto sexual (porque eso es justamente una violación) se trata de una inyección cuyo precio es de 15 dólares, y su función es bloquear la producción de testosterona en los testículos por seis meses, además de inhibir el apetito sexual y evitar la irrigación de sangre al pene, por lo cual una erección resulta imposible.
¿Y ya es todo? ¿Para eso esperar la aprobación de un juez y tanto papeleo? Y luego por qué estamos como estamos con esas estadísticas alarmantes. Hasta ligerita me parece semejante ley. Seis meses “fuera de servicio” se quedan muy cortos en comparación con la vida arruinada a una mujer que además de todo debe cargar con el peso social de ser señalada, el trauma que ésto genera y agréguenle los gastos del asunto en caso de querer abortar (otro trauma de pilón).
Si 12 mil violaciones anuales son pocas para a las autoridades, deberían preguntarles a las mujeres que son víctimas de tal abuso. La respuesta seguramente apuntaría a considerar urgentemente penas más severas y dejarse de aprobar una inyección simplona, porque comprobado está que el 70% reincide en tal acto. Y con más razón volverían a las andadas, si les cortaron la corriente por medio año, obviamente regresarán con la pila recargada.
Por eso yo propongo una ley para castigar como se merece a esos sujetos:
Primero, y retomando la idea de la inyección, en su celda pasarles 10 películas XXX al día y enviarles cinco bailes privados con dos mujeres dedicadas al tubo para que mentalmente estén a tope y físicamente no puedan responder conforme sus bajos instintos les dicten... a ver quién acaba más privado.
Segundo: exhibirlos públicamente los fines de semana (para que no se aburran de estar encerrados nada más) en las principales calles y la gente les aviente de todo, como se hacía antiguamente en la Inquisición.
Tercero: después del medio año de la sentencia, obligarlos a trabajar para mantener a su víctima y todo lo que consecuentemente se refiera por su numerito.
Y cuarto: “como trates serás tratado”, ¿o quién dice que un hombre no puede ser violado? Si para él fue divertido andar haciendo cosas que no debía, a ver si de la misma forma le parece entretenido ser usado de igual manera. Quisiera ver cómo sonríe y disfruta en el papel de víctima.
¿Me vi muy radical con mi propuesta de ley? Sí, tal vez me volé la barda o fumé demasiado. En todo caso, y para acabar pronto, nos ahorramos tanto trámite de rentar las películas, a las chicas del tubo, sacarlos a dar la vuelta, hacer que paguen gastos de su víctima y conseguirle quien le haga el mismo favor “a lo macho”. Mejor sugiero que las autoridades vean los últimos 15 minutos de la película Hostal 2 y considerar que esa sería la mejor ley para aplicar a estos finos y educados ciudadanos. Y no les cuento la escena porque el solo hecho de evocarla me da un dolor en la entrepierna, aunque dicho sea de paso, es lo menos que merece un violador.
Aplaudo este articulillo. A pesar de la distancia, las ridiculas penas y en sí, el patetico sistema judicial de México o de Guatemla o de cualquier otro país latinoamericano tiene "ingeniosas ideas"....es increible que en virtud de la justicia crean normas que lo menos que tienen es justicia.
ResponderEliminarSaluditos desde Chapinlandia!