martes, 25 de septiembre de 2007

Drama social de moda

Oliviero Toscano hizo nuevamente de las suyas. El fotógrafo italiano se dio a la tarea de mostrar sin tapujos el tema de la anorexia femenina, y lo hizo exhibiendo en vallas publicitarias a una mujer desnuda que padece este mal. No menos se podía esperar del hombre de la lente si revisamos su historial de Benetton que le ha valido una lista de críticas por la crudeza en algunas de sus imágenes. Lo rescatable en este caso, según mi punto de vista, es el hecho de colocarlas en las calles y causar ruido respecto al tema.

Isabelle Caro, joven francesa cuyo peso corporal apenas llega a los 31 kilos, es la “modelo” de Toscano utilizada para abrir los ojos de forma directa frente al problema social que padecen muchas mujeres no sólo en Europa sino en todo el mundo. Su valor reside en querer mostrarse sin miedo y así evitar que otras más sean presa de la misma trampa. Ojalá lo logre.

Y más allá de conflictos personales que arrastren a alguien a terminar en ese problema, valga en este espacio mi crítica a aquella publicidad que vende aspiraciones fuera de contexto. Por ejemplo, hoy veía un catálogo de una tienda departamental donde se ofertaban las prendas de la temporada otoño-invierno. Sí, muy guapas las modelos y con ropa que las hacía lucir extraordinarias, ¿pero dónde queda la realidad de la mayoría de las mujeres cuya complexión no les permite adquirir una blusa o un pantalón así? Para un sector de la sociedad, sobre todo adolescentes y jóvenes, las marcas son una referencia y con base en ellas adquieren un estilo de vida, y a veces llegar a él significa someterse a dietas mágicas, ejercicios, cremas, aparatos y demás… algunas no dudan en sacrificar cualquier cosa con tal de lograrlo.

La publicidad tiene algo de promesas y algo de aspiraciones, cierto, pero a veces es avasalladora en sus objetivos porque en ellos suele olvidar un hecho primario que debería defender: la salud humana. Pasarelas y concursos de moda muchas veces van en detrimento de la realidad y hacen que algunas mentes pierdan esa noción. Un comercial o una revista en manos de una adolescente puede ser el detonante de un mal que se experimenta en soledad.

Y finalmente, sólo como curiosidad te pregunto a ti que lees este post: ¿cuántos comerciales con mujeres mexicanas has visto en tu vida y que hayan llamado la atención en el ámbito internacional?, ¿cuántos espectaculares con las mismas características recuerdas?, ¿apoco no es más fácil toparse con modelos extranjeras que llenan espacios vendiendo deseos donde muchas no tienen cabida pero que anhelan fervientemente?

Estas palabras son también para las mujeres que sufren en silencio, en algún rincón de su habitación a la medianoche o a quienes el espejo les juega una trampa cada vez que lo miran a los ojos. Su realidad puede transformarse para bien y así evitar ser parte de las estadísticas. Y para los que hacen (o lleguemos a hacer) publicidad, ojalá que la conciencia social no nos abandone al momento de elaborar un anuncio, ya demasiado tenemos con los males a nuestro alrededor como para seguirle echando leña al fuego.

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