
Hoy descubrí con asombro el correr del tiempo; habrá que acostumbrase a ello. ¿Pero por qué el calendario se deshoja presuroso?, ¿cuál es su preocupación por huir y llevarse a algunos de nuestro lado? Esta noche no entiendo al segundero que con cada uno de sus pasos me ahoga una esperanza.
Si las lágrimas que derramo pudieran regalar soplos de vida; si acaso cada metro que he corrido pudiera cambiarlo por instantes de existencia; si las cosas que me rodean equivalieran a momentos en su compañía; si las letras que he escrito se transformaran en minutos con ella... todo, todo lo entregaba.
No existe argumento válido que el alma acepte en estos casos, la lógica no funciona. Ver su mirada en aquel retrato observándome fijamente me hace sentir débil y apenas atino a mirarla a los ojos. Afuera, el frío y la lluvia se han marchado, pero adentro el deshielo permanece. El silencio me rodea y temo ver de frente a mis pensamientos.
Mis pupilas, vacilantes, tiemblan como queriendo soltar otra lágrima que ansía rodar por mi mejilla. Caray, ¿quién inventó la muerte? Tal vez la vida misma, tal vez ambas venían de la mano y en algún momento se separaron por su bien y para mal de otros. Sabemos que es lo único que tenemos asegurado al nacer, lo he repetido cientos de veces y aún así no logro convencerme de ello.
Me pregunto si hoy seré capaz de enfrentar mis miedos. Sí, miedo a algunas circunstancias que me rodean; al cáncer que desvanece a algunos y nos hiere a otros; miedo a estar y no estar; a las palabras y al silencio; miedo de negarme el derecho de llorar y dejar que la insensibilidad me convenza; miedo de querer renunciar a todo y de pretender huir lejos para jamás volver a encontrarme; miedo de las ocurrencias del destino y a perder la fe... miedo a mí mismo.
Aquí y ahora mis palabras se resquebrajan. La sonrisa por hoy fue clausurada. Sé que en algún momento regresará, no sé cuando, pero quizá algún día recordará que existo y entonces me visite. Mientras tanto, por hoy aquí me quedo, jugando a ser mortal y creyendo que en un tiempo y espacio aquellos que se han ido se reencontrarán conmigo cuando el punto final de mi vida también llegue. Dicen que por eso hay que valorar la vida, cada instante que transcurre, cada momento en compañía... dicen. Quisiera ver reflejadas esas ideas en mi forma de pensar pero simplemente no puedo. La vida sigue, cierto, pero hay momentos en que se detiene... hoy es uno de ellos.
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