lunes, 15 de octubre de 2007

Bigotes de hojalata

Y como el ave fénix, resurgió de sus propias cenizas, o más bien, lo volvieron a levantar. Además se sumó a la lista histórica de los de mano caída (no me refiero a preferencias sexuales): el manco de Lepanto, Álvaro Obregón, y ahora Vicente Fox.

Hoy, hoy, hoy… mejor dicho, antier, antier, antier, en el puerto jarocho alguien tuvo la brillante idea de poner una estatua del ex presidente para rendirle honor a su magnífico mandato en territorio mexicano, con eso que resolvió el problema de Chiapas en 15 minutos, le dijo a un cubano “comes y te vas” para atender a su cuate Bush, generó miles de empleos, se consiguió un humilde rancho para vivir cuando dejó la presidencia (con jeep y Hummer incluidos), y se casó con la “primera dama” vestida a la moda internacional como si fuera celebridad y compraba toallas a precio de remate… pues una estatua es lo menos que merecía Don Chente. Es más, se debería cambiar el nombre a la avenida Reforma por el de Vicente Fox de Sahagún alias el chiquillo tepocata… hasta apantallante suena.

Y luego no quieren que uno critique tales actos. Seguramente en Veracruz sobra el dinero para gastarlo en monumentos metálicos de personajes ilustres, o tal vez al alcalde lo puso de su bolsa, porque los impuestos de la gente seguramente no se tocaron para mandar a hacer al Chente de hojalata. ¿Pues no que los recursos deben aplicarse en asuntos de verdadera necesidad para el pueblo? Además se les ocurrió ponerlo en una plaza de la costera. Ojalá le caiga un tsunami y se lo lleve mar adentro para que los tiburones se coman la estatua y después se indigesten (¿no verdad?, qué culpa tienen los pobres escualos). Mejor sería fundir ese metal y hacer bancas para algún parque o barrotes para ventanas.

Total, que plantaron la efigie a las dos de la mañana para que pocos fueran testigos del acto cívico. Lo malo para los desvelados fue que horas después la tumbaron al más puro estilo de Hussein y hasta la mano le rodó. Pero como los blanquiazules tienen convicciones muy altas, la volvieron a poner en pie, aunque ya medio raspado y con los bigotes despeinados. Si así fueran de aferrados para resolver asuntos sociales otro México tendríamos.

En fin, mientras unos dicen que la estatua es un agradecimiento por las buenas acciones de Fox, otros les responden tirándola y gritándole consignas, ¿quién tendrá la razón? Si la democracia (tan predicada por el ex mandatario) es la voz de la mayoría, entonces mi pregunta ya tiene respuesta. Mejor hubieran puesto una efigie de miss Veracruz, porque mostrar al turismo un pedazo de metal con semejante cara que tiene, caray… Boca del Río posee atractivos naturales bastante agradables como para echarlo a perder de tal manera.

Y para rematar mis líneas, les pido un gran favor a los lectores de este post: en el próximo medio maratón recuérdenme pasar lo más lejos posible del Chente metálico, capaz que no le atornillaron bien los pies al suelo y se me cae encima. Demasiado cuesta prepararse para entrarle a la competencia como para terminar con un chiquillo de dos metros en la espalda. Ahora que si me regala una camionetita como la suya… como y me voy.

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