Antes de comenzar a escribir estas líneas, muy a mi pesar me prometí algo: serán las últimas que le dedique al futbol profesional y a su entorno tan pocas veces alegre y en su mayoría deprimente.
Un mar de ilusiones rotas le dejan a muchos mexicanos al verse goleados por una selección infinitamente superior a la verde (y no digo “nuestra” porque ni formo parte de ella ni elegí a los jugadores). Ya me da pena ver a muchos con facha de novatos cuando llega el “Todopoderoso” y se creen aquello de que próximamente serán campeones del mundo.
No se debe ser sabio para ver que el deporte de las patadas en México, casi elevado al nivel de religión, es ante todo un negocio, y como tal, con intereses detrás. Publicidad, contratos, billetes… y del deporte, poco. Con todo y el derroche de “sencillez” de los argentinos, pude observar en medio tiempo del juego anterior su mayor ambición de triunfo que el “cansancio” de algunos “mexicanos-europeos”. Con plantel completo van a donde los llaman y no como otros que se creen los indispensables, y total, como ya ganan billetes de otra nacionalidad, los paisanos a joderse. ¿No que todo jugador desde niño aspira a vestir la playera de la selección? Algunos cruzan el charco y ya se sienten estrellas.
Es cierto, ganarle a Brasil no fue casualidad, pero curiosamente a estas alturas la selección banca 90% de aquel país está en la final y la titular mexicana de regreso a casa. Pero ya no me sorprenden semejantes hechos. Ha sido el círculo vicioso que carcome al futbol mexicano desde hace años: se contratan a extranjeros por docenas y cuando un equipo nacional se conforma, ¿de dónde sacar participantes? Luego no se quejen.
Jugar por gusto, convicción y por alguna meta alcanzable se ha vuelto una utopía permanente. No para todos aplica lo anterior, por supuesto. El país tiene deportistas de talla mundial, sin embargo, ¿a quién le importa Lorena Ochoa?, ¿quién festeja algún triunfo en el boxeo?, ¿todos corren al Ángel cuando un maratonista gana? Pero lo olvidaba, es más importante llorar por la selección de futbol.
Espero pues que en el futuro este ámbito comience a cambiar porque, desde que tengo uso de razón, ha sido pan con lo mismo. Los años pasan acompañados de promesas y esas promesas se quedan siempre en la segunda ronda de un mundial. Una autocrítica sería buen inicio. Ya se tienen jugadores en Europa, también al “técnico ideal”, ganan una buena lana, se cuenta con una afición fiel a pesar de todo… ¿y luego entonces?
Finalmente, tengo algunos mensajes específicos para ciertas personas:
Chavos de la sub-20… les aplaudo y les pido algo: por lo que más quieran nunca crezcan y quédense como están, porque el día que lleguen a la mayor capaz que se nos echan a perder.
Sr. LaVolpe… en un mundial puso en jaque a la selección de su país natal y mostró más argumentos que la actual verde. Al menos no terminó goleado. Por mi parte, le concedo mayor credibilidad que a muchos más. Puede tener la conciencia tranquila.
A otros (incluidos directivos, uno que otro comentarista y aficionados por ahí)… ojalá algún día despierten a la realidad y se trabaje con base en ella. Basta de vender ilusiones baratas y absurdas. Mejor a cerrar la boca y a actuar al menos por vergüenza deportiva, porque ni son tribus mayas para llamarles “11 guerreros”, ni tampoco son Cristóbal Colón para “Conquistar América”.
P.D. “Pobre México, tan cerca del futbol y tan lejos de la ciencia” (frase tomada de la inspiración de una mujer con más criterio que algunos que conozco… gracias por tu aportación).
Un mar de ilusiones rotas le dejan a muchos mexicanos al verse goleados por una selección infinitamente superior a la verde (y no digo “nuestra” porque ni formo parte de ella ni elegí a los jugadores). Ya me da pena ver a muchos con facha de novatos cuando llega el “Todopoderoso” y se creen aquello de que próximamente serán campeones del mundo.
No se debe ser sabio para ver que el deporte de las patadas en México, casi elevado al nivel de religión, es ante todo un negocio, y como tal, con intereses detrás. Publicidad, contratos, billetes… y del deporte, poco. Con todo y el derroche de “sencillez” de los argentinos, pude observar en medio tiempo del juego anterior su mayor ambición de triunfo que el “cansancio” de algunos “mexicanos-europeos”. Con plantel completo van a donde los llaman y no como otros que se creen los indispensables, y total, como ya ganan billetes de otra nacionalidad, los paisanos a joderse. ¿No que todo jugador desde niño aspira a vestir la playera de la selección? Algunos cruzan el charco y ya se sienten estrellas.
Es cierto, ganarle a Brasil no fue casualidad, pero curiosamente a estas alturas la selección banca 90% de aquel país está en la final y la titular mexicana de regreso a casa. Pero ya no me sorprenden semejantes hechos. Ha sido el círculo vicioso que carcome al futbol mexicano desde hace años: se contratan a extranjeros por docenas y cuando un equipo nacional se conforma, ¿de dónde sacar participantes? Luego no se quejen.
Jugar por gusto, convicción y por alguna meta alcanzable se ha vuelto una utopía permanente. No para todos aplica lo anterior, por supuesto. El país tiene deportistas de talla mundial, sin embargo, ¿a quién le importa Lorena Ochoa?, ¿quién festeja algún triunfo en el boxeo?, ¿todos corren al Ángel cuando un maratonista gana? Pero lo olvidaba, es más importante llorar por la selección de futbol.
Espero pues que en el futuro este ámbito comience a cambiar porque, desde que tengo uso de razón, ha sido pan con lo mismo. Los años pasan acompañados de promesas y esas promesas se quedan siempre en la segunda ronda de un mundial. Una autocrítica sería buen inicio. Ya se tienen jugadores en Europa, también al “técnico ideal”, ganan una buena lana, se cuenta con una afición fiel a pesar de todo… ¿y luego entonces?
Finalmente, tengo algunos mensajes específicos para ciertas personas:
Chavos de la sub-20… les aplaudo y les pido algo: por lo que más quieran nunca crezcan y quédense como están, porque el día que lleguen a la mayor capaz que se nos echan a perder.
Sr. LaVolpe… en un mundial puso en jaque a la selección de su país natal y mostró más argumentos que la actual verde. Al menos no terminó goleado. Por mi parte, le concedo mayor credibilidad que a muchos más. Puede tener la conciencia tranquila.
A otros (incluidos directivos, uno que otro comentarista y aficionados por ahí)… ojalá algún día despierten a la realidad y se trabaje con base en ella. Basta de vender ilusiones baratas y absurdas. Mejor a cerrar la boca y a actuar al menos por vergüenza deportiva, porque ni son tribus mayas para llamarles “11 guerreros”, ni tampoco son Cristóbal Colón para “Conquistar América”.
P.D. “Pobre México, tan cerca del futbol y tan lejos de la ciencia” (frase tomada de la inspiración de una mujer con más criterio que algunos que conozco… gracias por tu aportación).
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