Hace más de un año, durante las vacaciones de Semana Santa, se inauguraron algunas playas artificiales en el DF. En esa misma temporada tuve la oportunidad de acudir a un balneario allá por los rumbos de Querétaro donde me pasé medio día intentando nadar en una superficie de 30 centímetros cuadrados. Y a pesar de saber a lo que iba, la terquedad me ganó. Me sentía como Nemo en medio de una manifestación.
Mientras tanto, en territorio DF’eño el “Acapulco chilango” se hacía presente. En algunas delegaciones se echó arena traída de Veracruz, se arrojaron miles de litros de agua y ahí tienen: su Caleta a domicilio. Excelente plan para los que no tienen posibilidad alguna de salir en esos días aunque, a decir verdad, da lo mismo ir a vacacionar pues todos esos lugares están repletos de gente. Prefiero ponerme debajo de la regadera, hacer unos cuantos bucitos y broncearme en la azotea. Sale más barato a costa del posible cáncer en la piel.
Pues bien, en pleno mes de julio se dio a conocer la noticia de que una playa más será abierta en Xochimilco para la cual se esperan unos 1,100 visitantes al día. Habrá que ir apartando el paquete vacacional con viaje redondo en Metro, traslado de la estación a la playa en microbús, entrada al lugar, maravillosa panorámica de la ciudad, impuestos y propinas.
Eso sí, tuvieron que sacrificarse algunos árboles que estorbaban al chapoteadero y pues ni modo, todo sea por un rato de diversión, aunque al rato no haya áreas verdes. Además, según dicen las autoridades, todo está garantizado en cuanto a cuestiones de salubridad.
Todo pinta muy padre, ya quiero ir a nadar y sentirme como en Cancún. Sin embargo, hay un pequeño detalle fuera de lugar, bastante absurdo y que falta al respeto a más de uno: en las zonas alrededor del lugar existe escasez de agua. Sí, según comenta un poblador, el vital líquido les llega sólo una vez a la semana y encima de todo deben reciclarlo. Cuando se bañan, guardan el agua para el excusado, y la de la lavadora, para limpiar el patio. Casi no hay ni para tomar pero eso sí, tendrán su playa, ¿de qué se quejan?
Convoco pues a desperdiciar la comida, aunque muchas personas mueran de hambre; a derribar escuelas y a despedir maestros, sin importar los miles de niños sin educación; a regalar coches en esta ciudad donde ya no caben y la contaminación nos ahoga. ¿Verdad que no se vale? Las prioridades básicas deben ir por delante de todo. ¿Por qué no mejor empiezan por entubar el agua o sanear el drenaje? Paradójico será el derroche de diversión y arena mientras otros juntan dinero para que una pipa les dé abasto. Y ya de otras necesidades ni hablamos, mejor cómprense su salvavidas y olvídense de lo que les aqueja.
Mientras tanto, en territorio DF’eño el “Acapulco chilango” se hacía presente. En algunas delegaciones se echó arena traída de Veracruz, se arrojaron miles de litros de agua y ahí tienen: su Caleta a domicilio. Excelente plan para los que no tienen posibilidad alguna de salir en esos días aunque, a decir verdad, da lo mismo ir a vacacionar pues todos esos lugares están repletos de gente. Prefiero ponerme debajo de la regadera, hacer unos cuantos bucitos y broncearme en la azotea. Sale más barato a costa del posible cáncer en la piel.
Pues bien, en pleno mes de julio se dio a conocer la noticia de que una playa más será abierta en Xochimilco para la cual se esperan unos 1,100 visitantes al día. Habrá que ir apartando el paquete vacacional con viaje redondo en Metro, traslado de la estación a la playa en microbús, entrada al lugar, maravillosa panorámica de la ciudad, impuestos y propinas.
Eso sí, tuvieron que sacrificarse algunos árboles que estorbaban al chapoteadero y pues ni modo, todo sea por un rato de diversión, aunque al rato no haya áreas verdes. Además, según dicen las autoridades, todo está garantizado en cuanto a cuestiones de salubridad.
Todo pinta muy padre, ya quiero ir a nadar y sentirme como en Cancún. Sin embargo, hay un pequeño detalle fuera de lugar, bastante absurdo y que falta al respeto a más de uno: en las zonas alrededor del lugar existe escasez de agua. Sí, según comenta un poblador, el vital líquido les llega sólo una vez a la semana y encima de todo deben reciclarlo. Cuando se bañan, guardan el agua para el excusado, y la de la lavadora, para limpiar el patio. Casi no hay ni para tomar pero eso sí, tendrán su playa, ¿de qué se quejan?
Convoco pues a desperdiciar la comida, aunque muchas personas mueran de hambre; a derribar escuelas y a despedir maestros, sin importar los miles de niños sin educación; a regalar coches en esta ciudad donde ya no caben y la contaminación nos ahoga. ¿Verdad que no se vale? Las prioridades básicas deben ir por delante de todo. ¿Por qué no mejor empiezan por entubar el agua o sanear el drenaje? Paradójico será el derroche de diversión y arena mientras otros juntan dinero para que una pipa les dé abasto. Y ya de otras necesidades ni hablamos, mejor cómprense su salvavidas y olvídense de lo que les aqueja.
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