Prometí ya no hablar de futbol pero hoy haré una excepción. Y es que ayer mientras comía, fijé mis ojos en la caja cuadrada para ver, nuevamente, el sufrimiento de la selección tricolor para ganarle a otro conjunto nacional. Entonces un comentarista dijo algo que alteró por un momento mis oídos: en México la atención estaba más en el equipo de “Ego” Sánchez que en otros temas del Congreso.
Lamentable, desde luego, ver que sus palabras son verdad, y más cuando el tema está sumamente trillado. No entiendo por qué a muchos les indigna lo sucedido con la escuadra mexicana cuando históricamente ha sido sinónimo de la palabra fracaso.
Y ahí fueron unos a creer aquella broma del entrenador de que el campeonato mundial estaría en sus manos. Si no ha ganado ni un torneo local, ya me imagino que Brasil, Italia o Francia serían un flan para “Mr. Amígdalas”. Soñar no cuesta nada, lo malo es quedarse en estado de trance un buen rato.
No nos engañemos. Lo que dije hace meses, y se sabe desde hace años, es la realidad futbolera nacional: extranjeros al por mayor que dejan poco lugar a jugadores mexicanos; sueldos y publicidad que “inflan” a los equipos; y directivos que sólo ven en el futbol un negociazo para llenarse los bolsillos a costa del progreso deportivo.
Desgraciadamente esto será un círculo vicioso eterno si no se hace una reflexión crítica del asunto. No se trata sólo de remover entrenadores (peor aún si les sobra lengua y les falta talento para dirigir) y llamar cualquier cantidad de jugadores —aunque no le metan gol ni al arco iris—, sino ir más a fondo: reestructurar las bases del deporte, saber que existe calidad muchas veces ignorada porque las “palancas” pueden más, y que los directivos se tomen en serio su papel para comprometerse con un proyecto verdadero.
Sí, el futbol es maravilloso cuando el compromiso es real y rebasa objetivos personales para anteponer los de conjunto, y esto va desde el juego en el barrio hasta un estadio mundialista, pero no todos parecen tenerlo claro.
Los aficionados existimos por millones en México y hoy veo con un dejo de resignación que el camino tiene siempre los mismos baches. Foros en internet exigen la salida del técnico Sánchez, lo maldicen con sus peores palabras y otros más se burlan de él. ¿Que esto sea la noticia del día? ¿No habrá algo más divertido?
Lás-ti-ma Hu-gui-to... le diría yo. Su oportunidad de lanzarnos al primer mundo futbolero se quedó en el vestidor del cual saldrá por la puerta trasera.
Basta de vendernos espejismos. Creo más en la magia de Harry Potter que en argumentos vanos de un sujeto y su estructura directiva cuya actitud verbal rebasa los temas políticos en campaña. Ni modo, habrá que irse resignando a caminar como los cangrejos si no se hace algo pronto, porque el protagonismo del equipo nacional siempre se desvanece más rápido que un hielo bajo el sol de mediodía.
Talento sobra. Hay millones como para no encontrar a 11 que jueguen decentemente, pero lo olvidaba, los billetes son primero y lo demás es lo de menos. Mejor sería destinar el dinero pagado a los jugadores para causas benéficas, porque financiarles su viajecitos alrededor del mundo para que derrochen vergüenza… funcionaría más hacer un tercer piso en el periférico o expandir el Metrobús por la ciudad, eso sí sería noticia, no ver las angustias que pasan once individuos para ganarle a equipos cuya infraestructura es infinitamente inferior.
Propongo pues que se cambie de entrenador hasta el 28 de diciembre, por si fracasa, podremos decir que fuimos “inocentes palomitas” y todos echar a reír.
Lamentable, desde luego, ver que sus palabras son verdad, y más cuando el tema está sumamente trillado. No entiendo por qué a muchos les indigna lo sucedido con la escuadra mexicana cuando históricamente ha sido sinónimo de la palabra fracaso.
Y ahí fueron unos a creer aquella broma del entrenador de que el campeonato mundial estaría en sus manos. Si no ha ganado ni un torneo local, ya me imagino que Brasil, Italia o Francia serían un flan para “Mr. Amígdalas”. Soñar no cuesta nada, lo malo es quedarse en estado de trance un buen rato.
No nos engañemos. Lo que dije hace meses, y se sabe desde hace años, es la realidad futbolera nacional: extranjeros al por mayor que dejan poco lugar a jugadores mexicanos; sueldos y publicidad que “inflan” a los equipos; y directivos que sólo ven en el futbol un negociazo para llenarse los bolsillos a costa del progreso deportivo.
Desgraciadamente esto será un círculo vicioso eterno si no se hace una reflexión crítica del asunto. No se trata sólo de remover entrenadores (peor aún si les sobra lengua y les falta talento para dirigir) y llamar cualquier cantidad de jugadores —aunque no le metan gol ni al arco iris—, sino ir más a fondo: reestructurar las bases del deporte, saber que existe calidad muchas veces ignorada porque las “palancas” pueden más, y que los directivos se tomen en serio su papel para comprometerse con un proyecto verdadero.
Sí, el futbol es maravilloso cuando el compromiso es real y rebasa objetivos personales para anteponer los de conjunto, y esto va desde el juego en el barrio hasta un estadio mundialista, pero no todos parecen tenerlo claro.
Los aficionados existimos por millones en México y hoy veo con un dejo de resignación que el camino tiene siempre los mismos baches. Foros en internet exigen la salida del técnico Sánchez, lo maldicen con sus peores palabras y otros más se burlan de él. ¿Que esto sea la noticia del día? ¿No habrá algo más divertido?
Lás-ti-ma Hu-gui-to... le diría yo. Su oportunidad de lanzarnos al primer mundo futbolero se quedó en el vestidor del cual saldrá por la puerta trasera.
Basta de vendernos espejismos. Creo más en la magia de Harry Potter que en argumentos vanos de un sujeto y su estructura directiva cuya actitud verbal rebasa los temas políticos en campaña. Ni modo, habrá que irse resignando a caminar como los cangrejos si no se hace algo pronto, porque el protagonismo del equipo nacional siempre se desvanece más rápido que un hielo bajo el sol de mediodía.
Talento sobra. Hay millones como para no encontrar a 11 que jueguen decentemente, pero lo olvidaba, los billetes son primero y lo demás es lo de menos. Mejor sería destinar el dinero pagado a los jugadores para causas benéficas, porque financiarles su viajecitos alrededor del mundo para que derrochen vergüenza… funcionaría más hacer un tercer piso en el periférico o expandir el Metrobús por la ciudad, eso sí sería noticia, no ver las angustias que pasan once individuos para ganarle a equipos cuya infraestructura es infinitamente inferior.
Propongo pues que se cambie de entrenador hasta el 28 de diciembre, por si fracasa, podremos decir que fuimos “inocentes palomitas” y todos echar a reír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario