lunes, 28 de mayo de 2007

¿Así es el futbol?

Soy americanista. Y tal vez por estas dos sencillas palabras más de uno dejará de leer las siguientes líneas. Sin embargo, mi postura es de aficionado racional, lejos de ir a golpear gente extraña a un estadio o hacer un mar de lágrimas cuando la oncena de mortales pierde. Tampoco suelo apostarle a la escuadra amarilla. “¿Esa es la fe que le tienes a tu equipo?”, me preguntaron algún día. Para hablar de fe, mejor voy a la iglesia y rezo una oración a los santos de mi devoción. Lo demás es divertida provocación deportiva.

Rivalidades existen, cierto. Que si las Chivas o los Pumas... a decir verdad, recuerdo tal vez sólo un par de duelos “clásicos” que no han rayado en la aburrición y me han provocado un enorme bostezo. En la mayoría de los casos, los aficionados hacen mejor espectáculo que los que corren tras el balón en el rectángulo verde…

Y luego de mi breve introducción pambolera, aceptaré humildemente que ayer (y el viernes) el Pachuca demostró más que las desangeladas águilas. No por ello cambiaré de equipo o me pondré la bolsa de papel en la cara. Las bondades del futbol mexicano (y el negociazo alrededor de él) suelen dar sorpresas, a veces ridículas, de que el menos esperado resulta campeón. Hoy no fue así y, a pesar de que mi equipo favorito perdió, quedé satisfecho con el triunfo tuzo por sus méritos para levantar la copa de campeón: mejor defensiva, mejor ofensiva, extranjeros rentables, equipo más disciplinado, directiva comprometida que habla poco y hace mucho, primer lugar en el torneo, y campeón de Sudamérica y CONCACAF. Ojalá la mitad de los equipos mexicanos tuvieran la visión y convicción demostradas por los pachucos, otro nivel tendríamos.

Pero tengo una queja, o más bien una duda: ¿por qué a veces más de uno se inventa pretextos o de la noche a la mañana cambia de playera sólo por ver derrotado al América? Parece disco rayado aquello de: “fue pagado”, “les dieron una lana”. Pero si pierden, absolutamente todo fue legal. Ya me imagino a esos infiltrados en las esferas más elitistas del futbol nacional como visores de negocios turbios fuera de la cancha. Los Bejaranos y Ahumadas del pambol. Faltaba más. Y qué decir de otros tantos que festejaron el gol del Pachuca cuando “el equipo de sus amores” ya ha de estar de vacaciones desde hace unas semanas... el villamelonismo en su máximo esplendor.

Señores, les tengo una noticia. Sí, el América perdió única y exclusivamente porque el Pachuca es el mejor equipo del momento, no le pongamos más adornos al asunto. Pero eso sí, muchos dicen: “perdió el América”, no “ganó el Pachuca”. Hasta la gramática es cruel en estos momentos.

En fin, si una mujer me mandó por un tubo y a su siguiente candidato le deseo que le vaya igual, me volvería “amigo de mi enemiga” (dicho de forma perversa y malévola). En el futbol es igual. La cuestión es saber ganar y saber perder, no saber ganar y querer que otros pierdan. Pero lo olvidaba, en México eso no sucede. Entonces déjenme ver cuál pretexto me invento o con quién discuto el penal no marcado por el “Chiqui-Marco”. Caray, ¿así es el futbol?

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