martes, 3 de marzo de 2009

Ligando y votando

Hablar de política en México me resulta un tanto escabroso, y no me refiero a los rostros de algunos personajes que bien podrían protagonizar algún filme de terror, sino a todas aquellas artimañas de las cuales se valen nuestros representantes para atascar las urnas con votos a su favor, y luego, atascarse los bolsillo de dinero cuando llegan al poder.

Ya nos sabemos aquello de las promesas disfrazadas de bolsas para mandado, gorras, plumas, banderines, playeras, y demás artículos innecesarios dignos del mejor relleno sanitario que habite en las afueras del DF. Es lo típico, lo de siempre. En una ocasión me enfermé del estómago por comer tortillas, pero jamás supe si fue porque su fecha de caducidad había pasado o porque estaban envueltas en una servilleta con unos colores partidistas disque “para mantenerlas calientitas” (creo que ni lo transgénico resulta tan dañino). Ya sólo falta que nos regalen el remedio para el mal que ellos mismos han creado, por ejemplo, si dan despensas, deberían incluir una caja con pastillas de PRIracetamol para desparasitar o hacer un efectivo lavado de estómago.

De verdad no sé cómo mucha gente se sigue creyendo la misma faramalla. Hace unos días me sorprendió ver la forma en que varios trabajadores podaban árboles y pintaban banquetas en la unidad habitacional donde vivo. Barrían, limpiaban y arreglaban de manera estupenda el paisaje urbano, sin embargo, un par de días después caí en la cuenta: una señora (de quien no sé ni su nombre pero en sus carteles tiene seguramente la foto de cuando salió de una pachanga a las cuatro de la mañana) fue a echar su verbo blanquiazul. Sólo así se acuerdan del lugar donde uno vive, pero mientras ningún representante ponga sus pies en aquellos rumbos, ellos ni en cuenta.

Pues bien, para variar un poco las mañas partidistas y así ganarse adeptos, en estos días un partido de los llamados “clásicos” puso en su página web algunas secciones que seguramente le tumbarán el raiting a Google o Yahoo. Por mencionar algunas: Recetario, Juegos y Descargas, y Busca Pareja. ¡Sorprendente! ¡Sensacional! ¡Estupendo!, o mejor dicho… ¡Maravilloso populismo!

Ahora resulta que la política se está convirtiendo en una miscelánea barata donde las verdaderas propuestas quedan relegadas a segundo —o tercer— término, porque es más fácil invitar a los chavos (sector mayoritario de la población y tal vez el más moldeable) a ligarse a alguien por internet, que enseñarlos a pensar. ¿Qué es más sencillo para ganarse un voto? Si las mentiras de siempre ya pocos se las creen, pues qué mejor que darle un giro “creativo” a su forma de llegarle a la gente.

Imagino el discurso partidista: “Estimadas ciudadanas, porque ustedes son parte fundamental de nuestro país, les propongo para hoy lunes preparar unos deliciosos chiles en nogada; y porque sus hijos también son muy importantes para nosotros, a ellos les regalaremos horas de sana diversión con los juegos de nuestra exclusiva página web; y chavos, nunca nos olvidamos de sus necesidades primordiales, por eso les daremos acceso libre a nuestra sección de ligues, verán cómo sus problemas se acabarán con sólo un clic. ¡Porque México lo merece y lo reclama, su gente es primero!”.

Caray, me doy miedo al escribir así. Hasta yo mismo me convencí de mis palabras. Juro que al terminar de redactarlas me puse de pie y me aplaudí a más no poder. ¿Y si me lanzo de candidato? Digo, viajecitos, celulares, auto, chofer y unos cuantos billetes rebosando de mi cartera no estarían nada mal… pero temo algún día quemarme en el infierno.

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