El 17 de agosto de 2007 escribí en este espacio un post que hacía referencia a las leyes más absurdas que la humanidad haya inventado. Ese día, después de haber hecho un breve recuento de semejantes ridiculeces, reflexioné acerca de quién pudo haber decretado dichas reglas y, peor aún, a quién se le ocurre hacerles caso. Nunca encontré las respuestas. Pero para beneplácito de algunos e incredulidad de otros, hoy encontré nuevamente una lista, corregida y aumentada, de las leyes más fumadas y extravagantes que pueden existir. Aquí una probadita.
Empezamos en territorio estadounidense, donde las prohibiciones van desde practicar el sexo oral (Carolina del Sur) hasta dormir desnudo (Minnesota), sin dejar de mencionar que los hombres pueden pegarle a sus esposas una vez al mes o que después de las 6 de la tarde los perros tienen prohibido ladrar (Arkansas). ¿Y qué me dicen de aquella que dicta detener a una persona por no cumplir una promesa (Luisiana)? Muchos la agradeceríamos en México para aplicarla a la clase política, aunque nos quedáramos sin ella. Además, en California ningún vechículo sin conductor puede rebasar las 60 millas por hora… Kitt (el auto increíble), te tengo una mala noticia.
Y sin en territorio nacional nos quejábamos por la prohibición de minifaldas, valga decir que otra ley nos ganó el Premio Nobel a lo más ridículo de la industria del calzado y el vestido: en Ohio, las mujeres no pueden usar zapatos de charol porque su ropa interior se puede reflejar en ellos. Y la lista continúa en Chicago, donde está penado comer en un lugar que se esté quemando (y yo que quería pollo a las brasas).
Pero en otros continentes también se cuecen habas: en Suiza está prohibido lavar el coche los domingos (además, qué flojera); en Tailandia no se puede salir a la calle sin ropa interior (¿y cómo diablos se darán cuenta?); en Irán es mal visto sonarse en público (lástima por el negocio Kleenex); y en Israel está prohibido meterse el dedo en la nariz los sábados (cualquier otro día de la semana, con todo gusto). Ya no digamos la negación en Inglaterra de bautizar mascotas con el nombre de Reina o Princesa, a menos que se tenga permiso real para ello.
Así podemos continuar el tour por varios países y sorprendernos de la “creatividad” para dictar leyes regidoras del comportamiento humano; nuestra capacidad de asombro se vería muy bien recompensada. Y para cerrar con broche de oro, hacemos la última escala en Kentucky, donde es obligatorio bañarse al menos una vez al año... qué exagerados, ¿para qué tantas veces si se van a volver a ensuciar?
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