jueves, 11 de febrero de 2010

2010: ¿qué festejamos?

Este año todo es bicentenario: desde el aniversario de “nuestra independencia”, hasta el apodo del torneo pambolero nacional. Bicentenario por aquí, bicentenario por allá, bicentenario en la sopa y bicentenario hasta en el baño.

Y como al gobierno le encanta la pachanga —vive permanentemente en ella—, además de que en México el dinero sobra, ayer se anunció con bombo y platillo el programa oficial de los festejos bajo el bipretexto antes bimencionado. En resumidas cuentas, los actos en el país sumarán más de 2,300… ni el Guadalupe-Reyes ha tenido tanto éxito en su historia.

Pues resulta que tanta fiesta y eventos tendrán un costo del cual no se dirá ni pío hasta el 2022. ¿No que la transparencia y el acceso a la información son la neta en el país? ¿Dónde están los que se escudan en ellos y a la hora buena les da un ataque de tos antes de responder? ¿O acaso serán los organizadores quienes soltarán el billete para saciar sus caprichos patrioteros? A mí me suena más bien a que los ciudadanos contribuyentes tendremos que mocharnos (aún más) para semejantes teatritos.

Sin embargo, y previo a despotricar por las decisiones absurdas de otros, reflexionemos: ¿qué festejamos realmente los mexicanos en 2010?, ¿la supuesta libertad heredada por los héroes nacionales es la que tenemos hoy en día?, ¿podemos realmente vitorear nuestra independencia?, ¿dónde quedaron los ideales y la esencia de las luchas sociales llevadas al cabo hace 100 y 200 años?, ¿un discurso oficial es suficiente para convencernos?

Tan sólo detengámonos 10 minutos a hojear un periódico, ver un noticiero o simplemente observar a nuestro alrededor en el diario andar por la ciudad. ¿Acaso las inundaciones, problemas viales, inseguridad y desempleo no merecen más fondos para combatirlos? Pero lo olvidaba, cualquier paliativo está de moda, y mientras los impuestos suben y el precio de la gasolina se pone en órbita, algunos creen fervientemente que están en deuda con la historia cuando ellos mismos se han encargado de echarla a perder.

Ni modo, una vez más no lograron convencerme, y me refiero en especial a los discursos del “mandamás mexicano”, porque hace un buen rato sus palabras son más falsas que un discurso telenovelero del canal 2. ¿Festejar el bicentenario con la construcción de vialidades y puesta en marcha de programas sociales? Qué pena que así se considere sólo porque una fecha lo dicte. Entonces anotemos nuestras exigencias, con un poco de suerte tal vez nos harán caso dentro de 100 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Siempre

Solía amortiguar la rutina en mi trinchera de letras que almacenaba en este rincón electrónico desde donde malabareaba con frases, párrafo...