miércoles, 2 de abril de 2008

Rapidín

¿Qué dura tres minutos? Una canción, la lectura de una página de un libro, una llamada telefónica, la redacción de un e-mail o una visita al WC... ah, y olvidaba algo más que a partir de hoy forma parte de la lista de los 180 segundos: un acto sexual.

Resulta que tres vueltas de las manecillas en el reloj son suficientes para un encuentro “adecuado”, según dijeron especialistas estadounidenses y sus colegas de Canadá, quienes investigaron cuánta pila se requiere para la mejor de las travesuras que todo ser humano puede llevar al cabo con otro más del sexo opuesto (o con lo que se deje, en estos tiempos uno ya ni sabe). Da coraje saber que la ciencia a veces es tan drástica. En vez de ofrecer opciones para hacer más rentable el “aquello entre dos sujetos”, ha de poner en evidencia que más de 30 minutos es un exceso en semejante acto.

Cuando leí la nota decidí hacer una prueba (no en sentido literal, por su puesto, no lo andaría pregonando): tomé el tiempo requerido para cambiarme de ropa, digamos, de la de trabajo al atuendo para dormir. El resultado: tres minutos con 45 segundos. Suponiendo entonces que tuviera novia y decidiera ponerme el cuerno, en menos de lo que me pongo la pijama ella ya hubiera hecho de las suyas y yo ni en cuenta... ah, pero eso sí, como estuvo dentro del rango de tiempo, hubiera sido una “infidelidad saludable”.

De verdad la ciencia a veces me sorprende. Ya me imagino a la pareja discutiendo el protocolo: “¿cómo será hoy: “corto”, “adecuado”, “deseable” o “demasiado largo”? Ya sé, hagamos un sorteo y lo que salga primero”.

¿Quién iba a pensar que para algo que debe disfrutarse plenamente (cuando es por acuerdo mutuo) hasta el cronómetro juega su papel? Un acto sexual debe ser placentero y para ello se necesita una dosis de creatividad e imaginación en pareja. Igualmente es cierto que un “rapidín” suele ser divertido y más cuando no es tan planeado o se hace en lugares poco comunes (ME HAN DICHO). Como sea, ponerle tiempo a estos detalles parece aburrido cuando lo menos importante para hacerlo es justamente un reloj, sin embargo, la ciencia le busca motivos a todo y ésta no es la excepción.

Y ahora que está próximo el horario de verano cabría preguntarse: ¿y si a alguien se le ocurre hacer “la prueba del amor” a las dos de la mañana? ¿Cuánto dirá que duró aquello? ¿Una hora? O más bien el argumento sea válido para decir que no hizo nada, porque esos 60 minutos vagarán en el limbo temporal. Eso sí sería digno para tema de investigación.

Pero por hoy dejo las letras porque ya estoy completamente frustrado, ¿y cómo no? si con los 20 minutos que le dediqué a este post bien pude haber practicado 6.66 “travesuras” según el punto de vista de la ciencia. Aunque pensándolo bien, al diablo con el reloj, esto dura lo que tiene que durar. Para medir tiempos están las competencias atléticas y no algunas cosas que requieren más atención y detalles... bueno, eso me dijo el primo de un amigo.

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